La felicidad como propósito de vida
La felicidad como propósito de vida es el centro del libro de “El Arte de la Felicidad”, escrito por Howard C. Cutler y que recoge todos los pensamientos y la filosofía que profesa el HH Dalai Lama para la vida. Es un texto que recomiendo, tal vez de lo mejor que se puede leer a nivel de felicidad, de equilibrio y de armonía. En sus palabras, el Dalai Lama dice: “Creo que el mayor propósito de la vida es la búsqueda de la felicidad. No importa si uno cree o no en la religión, o si uno cree en esta religión o en la otra, todos siempre buscamos algo mejor en la vida. Entonces, pienso, que nuestro mayor motor en la vida es la búsqueda de la felicidad”. En este post, muestro algunas de las visiones del Dalai Lama acerca de la vida y la felicidad.
Tomando como opuestos la felicidad y el sufrimiento, el Dalai Lama dice que se deben identificar todos aquellos elementos que acercan a la felicidad y los que llevan al sufrimiento. El camino a la felicidad en este sentido es relativamente fácil, al menos en su planteamiento. Cultivar esos aspectos de la vida que nos hacen más felices y poco a poco, eliminar los que nos provocan sufrimiento. Es claro que suena obvio y fácil pero resulta que no es así. Pero ahora la pregunta, ¿para qué ser felices? Las personas felices generalmente son más sociables, flexibles y creativas y tienen más capacidad de tolerar las frustraciones de la vida. Lo más importante, son personas que aman más y perdonan más fácil que las infelices. A continuación algunos tips para tener en cuenta para ser más felices:
Dejar a un lado la mente comparativa. La mente lleva siempre a la comparación entre unos y otros, dejando muchas trampas en el camino. Al principio, si se tiene un ingreso de $1.000 al mes, no se está satisfecho. Pero si se gana $2.000, el sentimiento de orgullo se incrementa. Luego de un par de años, la mente se acostumbra y otra vez se quiere más, generando sensación de insatisfacción. Se sube a $4.000 y otra vez hay felicidad. Luego otra vez se quiere más y más, y siempre será así, nunca se llegará a un estado de plena satisfacción. Desde otro punto de vista, puedo hacerme unas preguntas, ¿qué tal si gano más que mi cuñado? Me sentiré feliz, ¿y si gano menos?. Todo depende de con quién se haga la comparación. El vecino siempre tendrá mejor casa, muebles y demás. La belleza del otro siempre contrastará con la propia. Lo mismo sucederá con todo. En la medida en que se logre evitar la comparación con otras personas, mayor calma tendrá la mente y más fácil será el camino a la felicidad.
Incrementar la satisfacción interior. Ser razonable en la vida, permitirá mejores niveles de tranquilidad. Cada quien tiene un monto de dinero para vivir. Al llegar a un centro comercial, cualquiera podría antojarse de todo y gastarse lo que tiene, incluso en sus tarjetas de crédito. La sensación inmediata será increíble pero al final la sensación será vacía. Sin embargo se puede atacar esta situación pensando en el momento de la compra, ¿qué uso tiene esto para mí? ¿Realmente lo necesito? Y si no es algo elemental, cambiar la decisión y no hacer la compra, o al menos comprar solo una cosa y no todo lo que quiero. Poco a poco se va aprendiendo esto. Buscar la satisfacción a nivel interior, en el alma, con uno mismo, es fundamental. No importa si se hace la compra o no, siempre y cuando se tenga una buena relación con el yo interior.
Darle valor a las personas que nos rodean. Es normal ver las cosas desde una perspectiva monetaria. Es tal vez la forma en que se educa en muchas culturas. Pero, ¿qué pasa el día que no se tenga dinero? ¿Quiénes estarán cerca? Si las relaciones sociales y de amistad o incluso familiares se basan en apariencias, ¿qué pasará el día que no haya más dinero? Si una persona se ha basado en sus principios familiares y sociales, valorando las relaciones humanas, el amor y el afecto, una quiebra lo hará más fuerte. Sin embargo, la persona que se ha hecho solo con dinero, el día que no lo tenga, no será nadie. Todo está relacionado. Al tener una relación sólida con amigos y familia, la seguridad interior se incrementa y será más fácil llegar a la felicidad.
No es lo mismo felicidad que placer. Si bien hay emociones que pueden llevar a estados temporales de felicidad, como en el sexo por ejemplo, no es lo mismo tener una familia y una pareja estable donde realmente haya amor que tener sexo con cualquier persona. En ambos casos se va a vivir un momento de felicidad durante el sexo, pero la pareja estable seguirá feliz al día siguiente y al siguiente. Robar dinero puede generar sensaciones de felicidad por lo que se puede hacer con éste, pero una vida sintiéndose perseguido termina por generar depresión, no felicidad. La felicidad es un estado permanente, una forma de pensar y una filosofía de vida. No es un instante de placer.
Si bien no hay una fórmula exacta para llegar a ser felices, se pueden seguir algunos parámetros, al menos eso es lo que piensa el Dalai Lama, un gran líder que ha recorrido el mundo con este mensaje y que cada vez más, sorprende al mundo occidental. Es cuestión de seguir unos lineamientos básicos que alejen a las personas del sufrimiento y las acerquen a la felicidad. Todos están relacionados entre sí. Para esto, se necesita satisfacción personal, pero basada en las relaciones sociales (amigos, familiares), sin comparaciones con los otros, disfrutando cada detalle de la vida. En otro post expondré las ideas del Dalai Lama de cómo entrenar la mente para la felicidad. ¿Para ti, qué es la felicidad?
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